Venta de votos por Internet y agresión en la recta final de la campaña en Escocia

A falta de dos semanas para que los escoceses decidan si se independizan o no del Reino Unido, incidentes como el arresto de un hombre por vender su voto en Internet o la agresión  a un partidario del “no” mientras hacía campaña en la calle amenazan con ensombrecer la hasta ahora modélica campaña electoral escocesa.

El secretario de desarrollo internacional en la sombra, Jim Murphy, anunciaba el pasado viernes que suspendía durante tres días su gira por Escocia en busca de apoyo para la campaña unionista tras ser agredido con huevos el día anterior durante un acto informal en una céntrica calle de Kirkaldy, en el condado de Fife, oeste de Escocia.

El veterano político laborista, una de las personas más activas de la campaña a favor del no, se encontraba frente al popular Mercat Centre de Kirkaldy rodeado por un numeroso grupo de personas, algunas de ellas con pancartas a favor de la independencia, cuando tras esquivar un primer huevo lanzado por detrás, una personas sin identificar se acercó a él y le rompió el segundo en la espalda.

La escena, calificada por los medios británicos como una de las “más desagradables” de la campaña para el referéndum, puede verse en varios vídeos que circulan por Internet, y ya ha sido condenada tanto por el primero ministro británico, David Cameron, como por el ministro principal escocés, Alex Salmond.

En declaraciones a la cadena pública británica BBC, Murphy, quien se encuentra inmerso en un recorrido de 100 días por 100 ciudades diferentes para persuadir a los indecisos de los beneficios de permanecer en la Unión, lamentaba que mientras las primeras 70 jornadas habían sido “muy divertidas” y “apasionantes”, recientemente habían dado un “giro siniestro a peor”.

Además, la campaña se ha visto sacudida por la aparición de votos en venta en una conocida página de subastas en Internet y la detención de una persona en relación con el caso. Aunque los anuncios ya han sido retirados, varias capturas de pantalla publicadas en medios muestran ejemplos como el de un usuario que logró 1.04 libras por su papeleta.

El vendedor, que de acuerdo a su perfil hacía la oferta desde Glasgow, expresaba sus motivos así: “Por mi parte, no me importa un mono volador nada de esto”. Y añadía: “Este podría ser el voto decisivo. ¿Quién sabe? Soy un ciudadano escocés que trabaja duro con una casa, una esposa hermosa y dos hermosos hijos que son mi mundo. Este voto no cambiará nada en nuestras vidas así que he decidido no votar (…)”.

 El profesor emérito de la Universidad de Bradford, Tom Gallagher, explicaba al término de una conferencia en Edimburgo, que la campaña da signos de que no ha sabido evitar que mucha gente se sienta “excluida” de un debate que “no contiene necesariamente sus prioridades y preocupaciones del día a día”.

“Creo que la campaña ha sido muy superficial. Mientras «Better Together» («Mejor Juntos») ha enfatizado los miedos e incertidumbres, «Yes Scotland (Sí Escocia)» ha sido de alguna forma idealista y corta en detalles y no ha explicado lo difícil que será romper una unión de 300 años”, aseguraba tras enfatizar que además está siendo una campaña con “demasiado mal humor”.

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