Europa, tema clave en el debate independentista escocés

Maqueta del parlamento escocés

Maqueta del parlamento escocés que muestra la distribución de escaños tras las elecciones de 2011: 69 Partido Nacionalista Escocés, 37 Partido Laborista, 15 Partido Conservador, 5 Partido Liberal-Demócrata, 2 Partido Verde Escocés y 1 Independiente. 

La continuidad o no de Escocia en la Unión Europea tras una hipotética salida del Reino Unido es uno de los asuntos más espinosos del debate sobre el futuro del país. El ministro para Escocia, Alistair Carmichael, de visita en Bruselas reiteraba el pasado lunes que una Escocia independiente enfrentaría muchas dificultades antes de incorporarse a la UE, según recoge en una nota el Financial Times, y consideraba erróneo el planteamiento de los independentistas que pretenden negociar la permanencia durante los meses posteriores a la votación en caso de que gane el sí.

Carmichael daba continuidad así al mensaje que el Gobierno británico lanzó la semana pasada con la difusión de un nuevo documento titulado “Análisis sobre Escocia: La Unión Europea y asuntos internacionales”, en el que alertaba de que una Escocia independiente dejaría de recibir alrededor de 3.800 millones de libras (4.560 millones de euros) de la Unión al no beneficiarse del llamado “cheque británico”, la devolución que recibe el Reino Unido de las arcas comunitarias.

En ese documento,  el Foreign Office y el Tesoro Británico hacen hincapié en que en caso de un voto favorable a la independencia, Escocia se convertiría en un estado totalmente nuevo y tendría que empezar de cero a tejer alianzas y conexiones con otros estados soberanos, incluyendo el Reino Unido, puesto que Londres no tendría por más tiempo la obligación de representar los intereses escoceses a través de embajadas, consulados u oficinas de comercio e inversión alrededor del mundo.

“Como un estado nuevo, una Escocia independiente tendría que solicitar su ingreso en instituciones y organizaciones internacionales. En algunos casos esto sería un procedimiento directo, en otros, especialmente en el caso de la Unión Europea, podría no serlo. Una escocia independiente podría no cumplir los requisitos para unirse al Consejo de seguridad de las Naciones Unidos como miembro permanente, o no tener representación en el G7, G8 y G20”, puede leerse en el texto.

Aunque las últimas encuestas siguen dando la victoria al “no”, con el apoyo del 41% de los votantes frente al 27% que lo haría por el «sí», aún existe un gran número de indecisos a quienes van dirigidos los documentos que tanto la campaña unionista como la separatista difunden mes a mes.

La postura del Gobierno de Escocia se mantiene en la voluntad de negociar «desde dentro» su permanencia en la Unión Europea durante el periodo que va desde la votación el próximo 18 de septiembre hasta el que sería el día de la independencia, establecido para el 24 de Marzo de 2016. Y su mensaje es el mismo que trata de transmitir Londres pero al revés: El verdadero peligro de salir de la Unión Europea no es que Escocia se independice, sino que finalmente se lleve a cabo el referéndum sobre la permanencia del Reino Unido en la Unión Europea que está previsto para 2017.

“Si Escocia vota `no´y no nos independizamos, no hay absolutamente ninguna garantía de que permanezcamos en la Unión Europea”, aseguraba la diputada nacionalista Nicola Sturgeon hace unos días. En este sentido también se pronunciaba el diputado del Partido Nacionalista Escocés en el parlamento británico, Angus Robertson, quien durante una conferencia en Dublín el pasado lunes decía que la propuesta de su partido contrastaba con un creciente “antieuropeísmo” en la agenda de Westminster.

“Nosotros estaremos dispuestos a promover un papel mayor del Consejo Británico-Irlandés para llevar las cosas juntos, trabajar de forma constructiva con la Unión Europea y unirnos a nuestros vecinos del norte para afrontar los retos y oportunidades de nuestra región”, aseguraba el diputado, según recoge una nota de la BBC. Y añadía: “Tristemente, las políticas en el Reino Unido están masivamente influenciadas por el partido anti inmigración y anti Unión Europea UKIP y por grandes segmentos del Partido conservador, los cuales están prácticamente ausentes en Escocia”.

Durante una entrevista el pasado mes de diciembre, el profesor de la Universidad de Aberdeen, Machael Keating ofrecía algunas de las claves sobre la permanencia o no de Escocia en la Unión Europea después de un voto favorable en septiembre. “La Unión Europea aceptaría a una Escocia independiente porque estaría reconocida por el Reino Unido y si está reconocida por el Reino Unido estaría reconocida por los otros 27 miembros de la Unión”, afirmaba.

Keating explicaba que por el momento solo Londres puede pedir una opinión legal a la Unión Europea, pero no lo hace porque “teme la respuesta”, lo mismo que el Gobierno escocés, y recordaba que en Bruselas no hay un cuerpo legal en materia de secesiones, cuyo resultado se ha visto en casos como el de Kósovo, reconocido por unos sí y por otros no. Por lo tanto, se mostraba confiado en que finalmente todo se llevaría a cabo de la forma más pragmática posible porque, ironizaba, nadie en Europa querría dejar de pescar en aguas escocesas o dejar de enviar a sus estudiantes de Erasmus a Edimburgo.